READING THE KISS
Pasaba las hojas del libro lentamente en un rito extraño que me permitía moverme al unisonó con el tiempo, para no sentir la quietud de una espera monótona que amenazaba con tragarme entero.
Ya lo veía venir: sentado en esa silla, en la que seguramente otros tantos habían esperado antes que yo, y habían sentido seguramente, al igual que yo en ese instante, como aquella silla, lograba de algún modo sacar cuatro pares de brazos con los que incesantemente intentaba engullirme. La lucha parecía interminable. El sonido estridente de sus patas amenazaba con reventar mis tímpanos, mientras su espaldar laceraba mi columna clavando en ella sus estacas que ya advertían un final horrendo. Todo parecía estar escrito. Finalmente terminaría sucumbiendo a la crudeza de esa silla, a la que la tediosa espera me había confinado. Pero no fue así... cuando creía mi destino llegado encontraría algo que me absortaría, en un trance casi onírico y me transportaría hacia una especie de oasis metafísico, en las profundidades de un desierto omnipresente. Ahí, tendida en la página que acababa de pasar, reposaba ella, su imagen parecía entonces estar más cerca, más bella, más profunda. Admirándola, en la grandeza que le permite una página entera en un libro de arte Europeo, me dejo tomar por su silueta dorada que embriaga mis sentidos. Mis ojos se tienden queriendo abarcar toda la belleza desborda por dos amantes entrelazados por la pasión, el jardín a sus pies parece florecer en la eternidad con un beso furtivo. No hay temor a su alrededor, todo parece eternamente quieto. La manta que recubre sus cuerpos cubre también el secreto de su encuentro. Él con sus brazos alrededor de su cuello besa su rostro en un acto desafiante, y ella, ella solo se deja llevar en un acto de infinita rendición entregándose a los brazos de él.
Si consideramos la lectura, más que un acto de decodificación, un acto de creación de significado a partir de una serie de signos. Podríamos, por eso decir que nuestra capacidad lectora puede lograr la construcción de significado a partir de diferentes tipos de signos, es decir, no solo hacemos lectura a partir del signo lingüístico. Si tomamos todos los elementos que constituyen la anterior obra de arte (estética, color, líneas, forma, etc.) entando que signos no lingüísticos (signo visual), igual podríamos llegar a la construcción de significado que si realizáramos la lectura de una obra literaria. Y si consideramos esta obra de arte en tanto que un “texto gráfico” y nos propusiéramos hacer la lectura que propone Meurer y comprendiendo que no solo hablamos a través de palabras, ¿Seria válido Suponer que existen modos retórico en esta obra? ¿Cuales son? ¿Acaso el color vivido del cuadro? ¿Acaso la estética de lo que yo llamo los amantes? En todo caso, si acordáramos la existencia de los modos retóricos en esta obra de arte, le damos conscientemente una intención comunicativa a Gustav Klimt.